Los grandes hombres son como las
águilas.
Construyen sus nidos en una majestuosa Soledad.
Porque un alto grado
de intelecto tiende a convertir
al hombre en un ser antisocial.
Arthur Schopenhauer
John Locke es considerado uno de los padres del liberalismo y del empirismo. Nació el 29 de agosto de 1632 en Wrington (Inglaterra) y pasó sus primeros años en la Westminster School y en la Christ Church de Oxford. En 1658 ejerció de tutor y de profesor de Griego y Retórica.
A partir de ahí empezó a interesarse por las ciencias, la medicina y la política. Tanto es así que regresó a Oxford para cursar la carrera sanitaria. Tras terminarla, fue contratado como médico por lord Ashley (que luego sería conde de Shaftesbury).
A esta vida al servicio del Lord, se le unió un interés por lo público y la política. Durante algunos años ocupó cargos públicos pero se vio obligado a abandonar todo en 1683. Su abierta oposición al absolutismo de los Estuardos le causó grandes problemas y le forzó a trasladarse a Francia y a los Países Bajos.
Esta estancia en el extranjero aumentó los conocimientos y las influencias filosóficas de Locke.
En 1689 volvió a Inglaterra y, poco después, publicó una de sus primeras obras más afamadas: “Cartas sobre la tolerancia”. En ella, niega al estado el derecho de intervención en el terreno religioso.
Un año más tarde publicó “Tratados sobre el gobierno civil” y “Ensayo sobre el entendimiento humano”. Fue su incursión en el mundo de la política desde el punto de vista filosófico.
Los ideales de John Locke
Pretendía ofrecer alternativas al modelo que existía por aquel entonces. Su preocupación por las cuestiones económicas, políticas y religiosas le llevó a escribir “Algunas consideraciones sobre las consecuencias de la baja del interés” (1692), “Pensamientos sobre la educación” (1693) y “El cristianismo racional” (1695).
Para Locke, el sujeto de la soberanía nacional es el pueblo y el poder del estado emana de la libre convención recíproca y, por este motivo, el estado debe proteger los derechos de los súbditos (como por ejemplo los de propiedad y libertad personal).
Veía el derecho a la felicidad como algo natural a la constitución de la sociedad.
El filósofo inglés creía firmemente que un gobierno debería estar constituido por un rey y un parlamento en el cual se expresara los deseos de la soberanía popular y donde se legislara, no sólo para el pueblo, sino para todos. Para él, el estado debía sostenerse en los principios de soberanía popular y legalidad, respetando los derechos de todos los ciudadanos.
La influencia de Locke en la política
Muchos historiadores ven a Locke como a una de las principales influencias de la política moderna. No sólo porque sus postulados fueran el inicio del liberalismo moderno, sino porque tuvo una gran repercusión entre los pensadores de la época.
John Locke describió una separación de poderes entre el poder legislativo y el ejecutivo, algo que más adelante ampliaría Montesquieu.
Además, otros filósofos como David Hume y Condillac bebieron de las teorías de Locke. Sin embargo, probablemente la mayor influencia que ejerció el pensador inglés fue sobre las distintas declaraciones y los distintos tratados liberales, como son el caso de la Constitución Norteamericana y la Declaración de los Derechos del Hombre.
En el “Ensayo sobre el entendimiento humano“, Locke realiza una formulación clásica del empirismo inglés, ya que trata de demostrar que en la mente humana no hay ideas innatas.
La mente es una página en blanco en la que los sentidos registran las informaciones que llegan del mundo exterior y las que resultan de la propia actividad de la mente.
Esto es lo que Locke llama “reflexión”. Niega toda existencia de absolutismos, excepto los matemáticos y aquellos pertenecientes al orden moral de las cosas.
En definitiva, sólo podemos conocer la realidad experimentándola y la verdad sólo está reflejada en el discurso lógico.
LIBERTARIO
@raulamiel
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