domingo, 27 de septiembre de 2020

SE BUSCA CANDIDATO PARA EL 21 @raul amiel



“A la república solo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir.”

JOSÉ ORTEGA Y GASSET

Nos hemos dado a la tarea de estudiar el indispensable apoyo a un ciudadano(a) con aspiraciones de ser el próximo presidente de Venezuela en el 2021. Y estamos abocados a su consecución.

 

Por ello, primero hemos definido las premisas básicas, pero concretas, para la oferta programática que exigimos de ese candidato. Y quien la suscriba será nuestro postulado(a) para las elecciones de febrero del 2021. Porque créanlo o no en esa fecha habrá elecciones bajo el auspicio de una Junta de gobierno de transición.

Debemos comenzar preguntándonos; qué tipo y clase de país queremos, y en qué hemos contribuido cada uno de nosotros para hacer realidad ese anhelo y deseo de Nación que hemos querido tener. Creo que todos coincidimos en que queremos tener Patria y deseamos ser República.



¿Qué clase de sociedad estamos desarrollando y heredando a las generaciones futuras, cuando se privilegia el vicio sobre la virtud, el robo sobre la honradez, la mentira y el engaño sobre la verdad, la traición y la deslealtad sobre la palabra dada y comprometida?

 

Todos somos responsables de la desastrosa situación política que vivimos, unos por acción y otros por omisión. Muchos han dejado que otros hagan, lo que ellos desde una posición muy cómoda y nada comprometida no han querido hacer.

 

Los venezolanos tenemos que aceptar el reto, el desafío y el compromiso de poder producir una alternativa política aceptable y compatible con los principios morales y valores éticos del necesario cambio que la gente reclama y el país necesita.

 

Debemos necesariamente poder estructurar y desarrollar una alternativa distinta. Esta alternativa de cambio debe representar una diferencia entre lo cualitativo frente a lo cuantitativo, porque deberá estar sustentada en la fuerza de ideas, principios y valores, frente a los antivalores.

 

Abrazar el cambio significa escoger conscientemente el futuro.

 

Aspiramos ser pioneros de una nueva concepción basada en el liderazgo, conocimiento, capacidad gerencial y creatividad para la verdadera transformación de nuestra sociedad.

 

Queremos construir una sociedad autónoma, en la cual cada habitante ejerza su ciudadanía con plena consciencia de sus derechos y deberes, y todos los órganos del Estado y las instituciones estén al servicio de ellos. Una sociedad próspera, equitativa y democrática; una sociedad de propietarios y emprendedores; de ciudadanos bien formados y sanos; una sociedad plural, solidaria e inclusiva. Para lograr esta visión es indispensable proteger a la sociedad en su conjunto, donde se inculquen estos valores y contar con instituciones sólidas y democráticas, que permitan el ejercicio de los derechos ciudadanos.

 

Si algo aprendimos todos los venezolanos durante este largo período, es que tenemos que construir un Contrato Ciudadano que nos incluya a todos, que permita la gobernabilidad y que podamos construir juntos el mecanismo para erradicar la pobreza y lograr la libertad. 


Es lo que llamamos los republicanos: CONTRATO CIUDADANO PARA LA PROSPERIDAD DEMOCRÁTICA. Una propuesta para una Venezuela de éxito.

◄ Reconciliar al país y fortalecer la institucionalidad democrática

◄ Vigorizar y remozar el Poder Público

◄ Construir una sociedad productiva y de progreso

◄ Mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos

◄ Participar para progresar

◄ Trabajo digno y productivo

◄ Seguridad y vida para todos

◄ Educación liberadora

◄ Salud con calidad y para todos

◄ Seguridad social efectiva y universal

◄ Viviendas confortables y hábitat digno

◄ Cultura y deporte: parte del progreso

◄ Integración cultural desde la diversidad

◄ Proyectar y promover confianza, respeto y prosperidad en el Mundo

 

Estas son las respuestas que me planteo, a los retos y oportunidades que surgen en el umbral de un nuevo desafío para la conquista de una República con libertad, responsabilidad, compromiso, tolerancia, respeto, justicia social, bienestar, progreso, prosperidad, felicidad, vocación de servicio e igualdad de oportunidades.

 

Estos son nuestros requisitos y nuestras exigencias. Quien no lo suscriba que se abstenga. Porque no será nuestro candidato.

 

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!


Raúl Amiel

raulamiel@gmail.com 

@raulamiel


OriginalMIS NOTAS FB.- DOMINGO  27  DE SEPTIEMBRE 2020



domingo, 20 de septiembre de 2020

Y DIJO DIOS: ‘¡HAYA LUZ!’, Y HUBO LUZ. @raulamiel


Tiempo de conocer la libertad. Ha llegado el momento de divulgación de aquellas ideas sobre el mercado y la libertad que ya nadie puede ignorar ni podrá detener.

Esta semana hemos honrado la memoria de Carlos Rangel, El Visionario Inmortal. Como solemos hacerlo de épocas y personas memórales Y también, o paradoja, El Rosh Hashaná del 2020 que marca el inicio del año 5.781 en el calendario hebreo. Seguro estoy que vendrán cosas maravillosas para este próximo año que comienza. Será un año de Shemitah.  Se inicia el año sabático también conocido como el año Shemitá, literalmente "liberación", "frenar", "parar". El año de Shemita  borra todas las deudas pendientes. Posiblemente coincida con el fin de nuestra pesadilla entre otras cosas. Los próximos meses serán interesantes.

Carlos Rangel uno de los más notables difusores del liberalismo en América Latina. Esta vez el celebrativo de su cumpleaños nos vino acompañado del Rosh Hashaná. Que para colmo será un año de Shemitah. 

De su exitosa obra Del buen salvaje al buen revolucionario, en la que expuso un interesante análisis de la civilización de la “América española” y de sus mitos, y la confrontación de éstos con sus realidades. El texto fue prologado por el filósofo marsellés Jean-François Revel, quien sustenta en la parte introductoria de la publicación:

“La historia del siglo XX prolonga la contradicción original de Latinoamérica. Sigue rebotando entre las falsas revoluciones y las dictaduras anárquicas, entre la corrupción y la miseria, entre la ineficacia y el nacionalismo exacerbado” y explica, como conclusión de las ideas mostradas por Rangel en su libro, que “el subdesarrollo latinoamericano es político antes de ser económico”.

Las infructuosas búsquedas del “buen revolucionario” que solvente la carencia de estructuras democráticas modernas en los Estados latinos quedan planteadas como un camino poco satisfactorio.   

En 1960 comenzó sus famosos programas en la televisión venezolana, que se convirtieron en la ventana liberal más influyente de la América española. Junto con su esposa Sofía Imber, a la que siempre estuvo muy unido ("por y para Sofía", es la dedicatoria del Buen salvaje al buen revolucionario). Sofía, una pasión indomable. Una confesión íntima que resonó en el interlocutor y luego la llevó al papel. Sofía era una mujer de carácter firme y pasiones torrenciales; porque ella cuando quería, quería con terror. No se arrepintió de su existencia, minada de cambios y rumbos ciegos. Fueron la pareja perfecta de la pantalla chica de aquella época.

En televisión, Carlos Rangel destacó como un auténtico defensor de la independencia editorial, para crear un espacio trascendental de “socialización” con Sofía Ímber. Ambos se pusieron a la altura de la Venezuela de los notables, seguramente anticipando las luces y sombras del fenómeno de las élites enfrentadas a los partidos y las masas que carece de recursos económicos y se encuentran en  estado de pobreza Desarrollaron programas de máxima audiencia, que él compaginó con columnas de prestigio y colaboraciones de fondo en la prensa. 

En otro de sus libros, El Tercermundismo, Rangel, como escribió Revel, "amplía su análisis al conjunto del Tercer Mundo, y apoya la idea, entonces totalmente nueva, de que la democracia política no es un lujo tardío para países ricos, sino una condición del desarrollo económico".

 

Rangel luchó siempre porque la mentira no dominara el mundo, defendió que el subdesarrollo latinoamericano es político antes de ser económico y dedicó, sin importarle nunca navegar a contracorriente, sus mejores esfuerzos a desentrañar las simplezas que empobrecen el pensamiento y conspiran contra la libertad.

Carlos Rangel, con el que los liberales tenemos una deuda de afecto y de magisterio, sigue siendo uno más de los proscritos en las Universidades en esa conspiración burocratizadora para que los jóvenes sigan en el abandono de la funesta manía de pensar.

Es menester, volver a la razón anunciada por Rangel a favor de la consolidación de la democracia. Brindar un escenario ideal para ser tomado como fuente de inspiración, de cara a la ruta de la libertad. Pasamos ya de dos décadas de oscuridad y catástrofe. Basta ya.

Y recuerda… Ciudadano en acción. ¡Juntos es mejor!


Raúl Amiel

raulamiel@gmail.com 

@raulamiel


OriginalMIS NOTAS FB.- DOMINGO  13  DE SEPTIEMBRE 2020







 

domingo, 13 de septiembre de 2020

CARLOS RANGEL, ESE GRAN CLARIVIDENTE. A 91 AÑOS DE SU NATALICIO @raulamiel


“El hombre feliz es aquel que, siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar”. Johann Wolfgang von Goethe


Carlos Enrique Rangel Guevara nació en Caracas el 17 de septiembre de 1929. Periodista, escritor, intelectual, figura de la televisión y uno de los más notables difusores del liberalismo en América Latina.  “el hombre al que no le hicieron caso los venezolanos”. Vaya nuestro sentido homenaje a su memoria. 

Repasar  las entrevistas que le hicieron a Rangel a propósito del libro “Del buen salvaje al buen revolucionario” es penoso, porque ahí está avisada la malaventura de Venezuela. En todas sus prolijidades,  represión, dictadura, hecatombe económica, diáspora de millones de patriotas. Todo lo inimaginable. Alcanzabas a oírlo, a leerlo y quedabas atónito  con la inteligencia sus advertencias premonitorias.

Carlos Rangel se cansó de explicarles a los venezolanos el inmenso peligro que corría el país si escuchaba los cantos de sirena de los comunistas.

Atacado de manera virulenta por la izquierda, el pensamiento de Carlos Rangel no llegó a ocupar en esa época el espacio que se merecía en los medios universitarios y en las revistas de opinión. Más tarde, y ahora, con motivo del hundimiento del mundo socialista, sus planteamientos han cobrado nueva vida, no para aceptarlos todos en su totalidad, pero sí para valorarlos como una desprejuiciada, honesta, valiente y razonable reflexión sobre nuestro destino.

Repito. Ver hoy, en Venezuela, las grabaciones de las entrevistas que le hicieron a Carlos Rangel a propósito del libro “Del buen salvaje al buen revolucionario” es escalofriante, porque ahí está anunciada la tragedia del país. Eso que hoy palpamos.

 


Aunque fue escrito en 1976 es una obra que sigue perfectamente vigente para la realidad de la región y viendo la forma en la que el autor hablaba de Venezuela, uno no deja de pensar en todo momento si no es lo que está ocurriendo ahorita... 

Del buen Salvaje... es el manual definitivo de desmitificación histórica que necesitamos para quitarnos la venda de los ojos. Un punto de quiebre del repetido mensaje populista que nos hace sentir víctimas de sucesos a los cuales no tenemos control y negando la herencia occidental de la cual formamos parte. Este libro deberían regalarlo en las universidades, liceos, escuela, para que la gente abra los ojos del mundo en el que vivimos.

¡Todos los códigos!  ¡Todas las advertencias,  las señales,  los ejemplos,  los aprendizajes  en  cabeza  ajena  que  hemos  tenido  enfrente  todos  estos años!  Terminas  de  leer  este  libro  y  agregas  un tono de resignada amargura  ante  la  realidad  que  nos  ha  tocado  -que me ha tocado- vivir en la Venezuela  actual;  nada  se  ha  inventado, ni  las  ideas  políticas  han  hecho  algo  para proponer  salir  del  círculo  vicioso  de  los  complejos  de  inferioridad,  de  las  reacciones  sociales  viscerales, de  los  autoengaños,  de  la  vía cómoda  del  populismo,  de  las  taras colectivas, de la comodidad del fracaso.

Recuerdo, de uno en particular, de sus programas. Un comentario apropósito de unas declaraciones de Nikita Jruschov, que en un viaje a USA declaraba: 'No podemos esperar que el pueblo estadounidense salte del capitalismo al comunismo, pero podemos ayudar a sus líderes electos a darles pequeñas dosis de socialismo, hasta que despierten un día y descubran que tienen el comunismo'".  Carlos que era un dedicado anticomunista a tiempo completo, descargo toda su batería intelectual para rebatir y alertar de esa posibilidad. Con rigor conceptual y presencia de ánimo enfrentó los dogmas del marxismo en economía y política, denunció los desmanes del populismo, el colectivismo, el nacionalismo y el estatismo, y desenmascaró el autoritarismo intrínseco al marxismo. En la paradoja de la panorámica de lo que hoy acontece en el mundo y en especial en USA, yo diría que hasta en eso fue vidente. 

Si bien, “Del buen salvaje al buen revolucionario” es su obra cumbre. Carlos Rangel tiene otro magnifico, menos conocido, pero igualmente visionario e importante de titulo: “El tercermundismo” (Monte Ávila, 1982). En el cual, aborda un tema desesperante. En efecto, la mayoría de los gobiernos que dominan hoy por hoy el planeta no tienen ningún interés en reducir las desigualdades entre naciones ricas y pobres, puesto que la explotación política e ideológica de esas desigualdades es más provechosa para ellos que su corrección. Más todavía, su corrección causaría la desaparición de las formas de poder que reinan sobre la mayor parte del Tercer Mundo, de las cuales los políticos que saben manipularlas derivan una combinación insólita de omnipotencia e irresponsabilidad.

“Ningún hombre es profeta en su propia tierra”. Este aforismo español es un resumen muy apropiado de la vida de este “gran intelectual liberal clásico venezolano” Como me gusta calificar a Carlos Rangel. Una figura bastante apreciada en el ámbito del liberalismo, pero poco reconocida en Venezuela. Rangel tenía ideas muy poderosas sobre la política latinoamericana y las razones del subdesarrollo de la región. Como brevemente lo esbozamos antes; la pregunta es: porque no retomar su pensamiento y vigencia como estandarte a nuestro ideario republicano y liberal.

 

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!


Raúl Amiel

raulamiel@gmail.com 

@raulamiel


OriginalMIS NOTAS FB.- DOMINGO  13  DE SEPTIEMBRE 2020


 

domingo, 6 de septiembre de 2020

MÉRITO CIUDADANO @raulamiel


 En las adversidades sale a la luz la virtud.- Aristóteles

Hoy voy con una nota que tenia tiempo queriendo escribir. Para lo cual,  me es menester definir ambos conceptos. Tomaremos definiciones universalmente reconocidas.


MÉRITO. Derecho a recibir reconocimiento por algo que uno ha hecho. Acción o conducta que hace a una persona digna de premio o alabanza.  Los sinónimos de mérito son virtud, decoro, cualidad, justicia, valor, aprecio, valía, entre otros. En cuanto a su origen etimológico, el término mérito es de origen latín meritum que significa “merecido”.  El concepto de mérito es un concepto abstracto que tiene que ver con los valores y las capacidades que una persona puede llegar a desarrollar en pos de una actividad o como un logro específico. El mérito es aquello que hace que deba ser reconocido el esfuerzo, el trabajo, el compromiso, o diferentes acciones que ameriten justamente que una persona sea tratada de tal o cual manera. La frase “por méritos propios” es el mayor elogio que puede hacerse de una persona, en reconocimiento a sus méritos en cualquier campo de la actividad humana. El mérito es esencialmente una cualidad personal.

CIUDADANO. Ser ciudadano significa participar activamente en la vida social, política y económica de tu comunidad y de la sociedad. Como ciudadano puedes y debes informarte sobre lo que sucede a tu alrededor para aportar ideas, promover y apoyar cambios, mejoras y expresar tus opiniones con libertad y respeto. La formación ciudadana es un proceso que forma parte de la socialización de los individuos cuyo propósito es la educación en valores sociales, como la responsabilidad y la participación, que cooperen en el desarrollo de comportamientos fraternos, basados en una identificación plena con la comunidad y el respeto a la convivencia.


En el ejercicio de hoy me propongo desmonta la palabreja meritocracia.

El término en sí es intuitivo y cautivador. ¿Quién podría oponerse a un mundo en el que todos tengan total igualdad de oportunidades y las diferencias en los resultados estén determinadas por algunos que tienen características más virtuosas o mejores talentos que otros? ¿Quién se atrevería a cuestionar los beneficios de una sociedad en la que se eliminan las ventajas “inmerecidas” que no están vinculadas a nuestra acción como individuos? Puede que sea simplemente una palabra de moda, pero debemos deshacernos del objetivo arrogante de una sociedad meritocrática y simplemente buscar ampliar las oportunidades para todos. En cambio, deberíamos simplemente reconocer que nuestra difícil situación está determinada por una gran cantidad de factores diferentes, que incluyen, entre otros, nuestra educación, habilidades aprendidas, rasgos genéticos y circunstancias o suerte. En un momento dado, algunos de nosotros lo estamos haciendo bien y otros no tan bien.  Claramente, esta visión es utópica, o tal vez incluso distópica, una experiencia deshumanizante. Los liberales deberíamos oponernos a la idea de una meritocracia. Porque a diferencia de una economía de mercado donde cuánto ganamos está determinado por la interacción de la oferta y la demanda, una meritocracia requiere que alguien haga juicios de valor sobre qué resultados reflejan la iniciativa individual y qué oportunidades son "justas" o "injustas". En este caso, convierte al propio gobierno en el árbitro principal de si un resultado es justo y refleja la aplicación justa de nuestros talentos y ética de trabajo. Esto potencialmente abre la interferencia del gobierno en todos los campos de la interacción humana. Peligroso por lo demás. 

Me atrevo a resaltar que el uso adecuado es Mérito Ciudadano. 


El Mérito Ciudadano es una idea, una orientación institucional, más que una política particular, acción, o conjunto de acciones. Es más una filosofía rectora y, por lo tanto, aunque podemos juzgar políticas y prácticas particulares como más o menos consistentes con la noción de mérito democrático. El Mérito Ciudadano no es un conjunto de pautas formuladas, programas o políticas, más bien, es un marco integral desde el cual evaluar todo lo que sucede dentro de las paredes de cualquier organización o comunidad.  La misión es prepararse para prosperar en un entorno diverso y diversificado.  Todas las acciones están alineadas con el fin de cumplir con las metas que se han establecido en la declaración de misión a la cual te suscribes, y funcionan deliberadamente para construir e institucionalizar un sistema sostenible, uno que no dependa de cualquier persona para defender y mantener. De hecho, es identificar correctamente a aquellos individuos que finalmente cumplirán la misión con virtud, decoro, cualidad, justicia, valor, aprecio, valía, entre otros. Significa participar activamente en la vida social, política y económica de tu organización, comunidad y de la sociedad como un todo.

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!


Raúl Amiel

raulamiel@gmail.com 

@raulamiel


OriginalMIS NOTAS FB.- DOMINGO  6  DE SEPTIEMBRE 2020