En el lugar donde estés, pon manos a la obra. Provoca y
cree que todo lo que pongan en tu mano prospere. Es poderosa esa
expresión porque literalmente se refiere que lo ponen bajo tu
responsabilidad, bajo tu cargo, que tú tomas control y dominio sobre los
resultados de eso que ponen en tu mano. También está el aspecto literal
del poder que hay en tu mano. La decisión del que hacer.
Los
ciudadanos deben decidir si se libra una batalla en las calles, en la academia,
en la cultura y en los corazones y las mentes del pueblo venezolano sobre si
Venezuela fue y sigue siendo una buena y gran Nación.
¿Queremos
avanzar en una agenda que trate a todas las personas por igual y sea más
adecuada para elevar a todos, o preferiríamos estar perpetuamente indignados y
paralizados por la culpa? Tu mejor recurso es lo que tú tienes en tus manos, lo
que tú sabes hacer, las habilidades que la providencia te ha dado.
Imagina la combinación de conocimiento, revelación, bendición, más tus
habilidades; es una combinación explosiva. Pero muchos no hacen nada, no
le ponen acción. Muchos no producen resultados porque, para ellos, su
pasado es más grande que su presente. Viven en desánimo, en dolor. Ruego
que Dios nos sane y nos una, y que trabajemos juntos para preservar y
revitalizar esta Nación aún maravillosa.
A lo largo de la historia, los gobiernos han privado a las
personas de sus derechos con más frecuencia de la que los han protegido.
Cuando pensamos en cambiar este estado de cosas. Allí, tu teorema será diseñar
y establecer el tipo de gobierno que hará lo que tú quiere que haga, es decir,
proteger tus derechos naturales. Esto también significa proporcionar
la misma protección para
los derechos de todos.
Yo
como buen liberal y haciendo uso de mi ejercicio de pensamiento crítico que examina la protección gubernamental de los derechos básicos de las personas. Me
propongo que tu y otros acordemos celebrar un verdadero contrato social y un
gobierno para proteger nuestros derechos naturales. Debemos decidir qué
tipo de gobierno deseamos y luego establecerlo.
John
Locke creía que, dado que las personas le otorgan el poder al gobierno, tienen
derecho a quitarlo si el gobierno no está cumpliendo los fines para los cuales
fue establecido. Luego pueden crear un nuevo gobierno. Locke
argumentó que si un gobierno no protege los derechos del pueblo, el pueblo
tiene derecho a la rebelión. Yo me manifiesto totalmente de acuerdo con
esta afirmación.
¿Quién debe juzgar si un gobierno ha fallado? Fácil, los
ciudadanos tenemos ese derecho a tomar esa decisión. Esta posición se
asume cuando una forma de gobierno se vuelve destructiva de estos fines, es el
derecho del pueblo alterarlo o abolirlo, e instituir un nuevo gobierno que remplace
al desgobierno actual.
Rebelión,
desobediencia, resistencia, sin embargo, es una forma extrema de lidiar con el
mal gobierno. El gobierno debe estar diseñado u organizado para delimitar
sus poderes con el fin de proteger los derechos individuales y así reducir la
necesidad de medidas tan extremas. Cuando se tiene un gobierno en verdadera
legitimidad y en democracia con instituciones legitimas no haría falta nada
extremo, sino solo escrutinio público. A estas alturas del partido. Hoy por
hoy, no queda más remedio que someter a un Plebiscito Ciudadano toda la
institucionalidad del Estado. Ilegitima en su totalidad.
Hoy
vivimos una crisis de legitimación y me refiero a una disminución en la
confianza en las funciones administrativas, en las instituciones y en el
liderazgo. Repasando conceptos de teoría política, se percibe que un estado es
legítimo cuando sus ciudadanos lo consideran en posesión y ejercicio del poder
político. Hay gobernabilidad y hay gobernanza.
Es
por ello que nos debemos avocar prontamente al mecanismo plebiscitario para
rescatar la República y dar legitimidad con respecto a los actores, las
instituciones y los órdenes políticos que la constituyen. Es la hora del
ciudadano.
En
muchos momentos de convulsión social, la gente vuelve a las formas asamblearias
como manera de tomar el control de su destino. Al parecer, hay algo en este compromiso
que tiene una realidad perdurable. Algo en el espíritu humano exige sistemas de
gobernanza basados en la toma de decisiones cara a cara, una política tanto
personalista como participativa. Es como si la necesidad de comunidad y
comunión emanara del espíritu humano mismo. Esa es la razón fundamental de mi
insistencia en el plebiscito. ¡El
Ciudadano debe decidir!
La Nación Incluyente y Productiva será viable porque hay
talento y ganas para redundarla como República.
Hay que volver a forjar la
configuración posible de éxito en los ciudadanos, sacudir el desaliento y la
desmoralización. Hay que actuar con acciones políticas. Basta de desidia, indolencia
e ineficacia. Acciones que tengan el potencial para repercutir y activar
nuevamente a toda la ciudadanía en ese propósito común. Una nueva República.
¿Qué
estamos pensando en un gobierno constitucional? Bingo eso es correcto.
En un gobierno delimitado queda establecido y respetado las
restricciones a sus poderes, restricciones como las leyes y elecciones libres y
periódicas. Lo opuesto ocurre en un gobierno ilimitado, en el
cual aquellos que gobiernan son libres de usar su poder como lo deseen, sin
restricciones por las leyes o elecciones. Tiranía, autocracia, dictadura y
totalitarismo son otras palabras para describir un gobierno ilimitado.
En
un gobierno delimitado, los poderes de la persona o grupo que controla el
gobierno están limitados por un conjunto de leyes y costumbres llamadas constitución.
¿Les suena? Es lo que se conoce como gobierno constitucional sujetador del
orden y la ley en el estricto dictado que la carta fundamental lo demanda.
Menester es la formación de una verdadera unión republicana
que debe dejar de lado a alcahuetes, ladrones del tesoro público, asaltantes de
futuro y esperanza, traidores de la voluntad ciudadana. Deben ser excluidos
quienes hayan atentado contra el bienestar del país, su tranquilidad y
porvenir. No tienen moral, la perdieron, Venezuela no los quiere, tampoco los
necesita.
En eso estriba el llamado a un plebiscito ciudadano. No seria
solo la revocación del mandato al desgobierno de Maduro. Podría darse la
circunstancia que bajo ese mecanismo se eligiese a los diputados de una nueva
legislatura. Ya hay algunas consideraciones sobre ello. Felipe Pérez Marti del
Movimiento Libertadores ya delineo algunas muy interesantes propuestas.
Yo aun sostengo que con verdadera unidad y plebiscitando la intención,
la elección de diputados podría darse
dentro o fuera del CNE ilegitimo.
Desobediencia y resistencia están en el orden del día. Al final ya
veremos quien le pone el cascabel al gato.
Opciones y propuesta básica:
1. Ir con el CNE ilegitimo. Bajo toda circunstancia. A sangre
y fuego.
2. Elegir una nueva Asamblea Nacional en Plebiscito Ciudadano
y que de ella derivé una Junta de Transición.
3. Prorrogar toda la Asamblea Nacional, que elija una Junta
de Transición.
Pienso que se impone, que urge, una campaña de información,
basada en una estrategia bien puntual para dar a conocer una definitiva
propuesta.
El tema
fundamental de la participación opositora tiene que ver con la condición
unitaria, puede presentar un bloque con el mayor número de fuerzas partidistas,
independientemente de que estén ilegalizadas. Para esto debe buscar una tarjeta
que haya sobrevivido.
Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es Mejor!
Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com
@raulamiel
Original: MIS NOTAS FB.- DOMINGO 19 DE JULIO
2020.-
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