En esta
nota dominguera no tocare el tema de la política venezolana. Solo destacare mi
alegría con la noticia que a Juan Requesens lo trasladaron a una reclusión más
humana; su hogar como nueva cárcel. Claro, un ficticio acto de justicia del
desgobierno en su juego macabro.
Vamos
con el tema de hoy. Las posibilidades de que el presidente Donald Trump gane la
reelección en 2020 son casi seguras. Donald Trump sabe cómo ganar y lo está
haciendo. Estados Unidos nunca volverá a ser el mismo después de que Trump
salga victorioso sobre las perversidades del cartel de la maldad del estado
profundo.
Decía
Ortega y Gasset que “la forma que en política ha representado la más alta
voluntad de convivencia es la democracia liberal”, que “la democracia liberal
fundada en la creación técnica es el tipo superior de vida pública hasta ahora
conocido” no obstante, nuestro mejor pensador del s. XX nos advirtió que la
democracia es el imperio de las masas, sí, y de que hay consecuencias.
El Catire ganará las elecciones, porque los resultados económicos de su mandato son satisfactorios, por el fiasco de los demócratas en el proceso de impeachment, porque los disturbios que siguieron a la muerte de George Floyd fortalecen su candidatura y porque la economía norteamericana se recuperará vigorosamente, al tiempo que los contagios y las muertes por la pandemia se reducen paulatinamente.
Presidente Trump tiene sobre su rival la ventaja de una mayor exposición mediática, la de definir los temas de la campaña y la de controlar los cargos de la administración pública donde se manejan las clientelas políticas.
Desde Franklin D. Roosevelt solo dos presidentes que se presentaron a la reelección fueron derrotados: Carter y Bush padre. Solo teniendo dígitos muy malos o estar apabullado por algún estruendoso fracaso o escándalo reciente para que un presidente por la reelección no resulte ganador. Con números que son buenos, Trump viene de una indiscutible victoria política como fue el fracaso del “impeachment” impulsado por los demócratas. En lugar de una derrota como se hubiera querido.
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Antes del choque de la pandemia, la economía de USA estaba prácticamente en pleno empleo y casi sin inflación. El crecimiento del PIB per cápita es bastante bueno. En fin, la economía es más abierta que en 2016, cuando la relación porcentual del comercio exterior con el PIB era de 26,5 % frente a 27,5% en 2018. Un punto de crecimiento en dos años no está mal para un proteccionista.
Otro factor que puede vigorizar la aspiración de Trump, en lugar de menguarla, es la retorcida radicalidad de facinerosos, secundados por la camarilla demócrata que originaron los desmanes de semanas atrás. En 2016, El catire enfocó su oferta política hacia la clase media blanca, el sector mayoritario de la sociedad norteamericana, que por efecto de la propaganda aparece como la responsable de las calamidades de las minorías discriminadas: negros, latinos, homosexuales, etc. Este grupo es el que ha sido víctima de las mayores agresiones protagonizadas por los participantes en las protestas desatadas tras el asesinato de Floyd. Pero aún entre los negros y latinos, que han prosperado en la sociedad norteamericana, prevalece el sentimiento de que esos desmanes son una reacción exagerada frente a un hecho que todo mundo está dispuesto a condenar como un evento de brutalidad policial.
Las protestas ya son menos masivas y se han desvanecido más de lo que hubieran querido sus promotores. En las calles solo quedan los amotinadores organizados de movimiento Black Lives Matter, cuya alineación violenta y fanática es cada vez más concluyente e irrefutable para el pueblo de Estados Unidos. E incluso más repudiada.
La recuperación del empleo es asombrosa. La tasa de desempleo, que llegó a 14,7 % en abril, retrocedió a 11,1 % en junio como resultado de la creación de 4,9 millones de puestos de trabajo. Si esta tendencia continúa, como presumiblemente lo hará a medida que se reabra la economía, en octubre el desempleo estará hacia el 6 % – 7 % y la victoria de Trump sería muy probable. Si en el camino aparece la vacuna contra la COVID-19 en alguno de los laboratorios que han recibido fondos de la administración federal, su triunfo será imparable.
O, ¿creen que el pueblo americano, los votantes de Trump, son tontos?
Todo el mundo piensa que el Catire se va a achicharrar y aquí estoy yo vaticinando con casi total certeza que va a ganar. Parece una monomanía, pero no lo es.
No será fácil, pero al final del día la gente va a votar sobre la economía y creo firmemente que Donald Trump será reelegido.
Mientras tanto. Recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!
Raúl Amiel
raulamiel@gmail.com
@raulamiel
Original: MIS NOTAS FB.- DOMINGO 30 DE AGOSTO 2020
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