domingo, 20 de noviembre de 2022

El Camino a Las Elecciones. Entender la participación en condiciones no libres e injustas es el tema @raulamiel

 

#MisNotasDomingueras.-  noviembre 20 Estas son mis destacadas efemérides de hoy. El Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela recibe el certificado oficial del Récord Guinness como la orquesta más grande del mundo, integrada por más de 12.000 músicos que interpretaron la Marcha Eslava del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, en el patio de la Academia Militar de Venezuela, en Caracas, el 13 de noviembre (2021). Otros Récords Guinness de Venezuela. Día Internacional de los Derechos del Niño o Día Universal del Niño. La proclamación del Día del Niño en 1954, coincide con el Aniversario de la Declaración Universal de Derechos del Niño, que se decretó en 1959. Además, se conmemora la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño el día 20 de noviembre del año 1989, el más universal de los tratados internacionales.

Ya hemos venido escribiendo sobre el tema, para mí de vital importancia. Estoy en una de bohemia forzada por los padecimientos de salud y ante la vida eso me hace ser mas integro.

Las próximas elecciones presidenciales en Venezuela sirven como un punto focal en el que depositar esperanzas de una transición democrática. Sin embargo, los desafíos que enfrenta la oposición, desde divisiones internas hasta una crisis humanitaria en curso, instituciones electorales capturadas y abusos persistentes contra los derechos humanos, no pueden subestimarse. Si bien existe la posibilidad de que las elecciones de 2024 generen impulso y reactiven la resistencia al régimen de Maduro, el balance de riesgos y recompensas sigue siendo preocupante.

El discurso sobre el impulso del país para volver a la democracia se ha fijado, en muchos sentidos, en las elecciones presidenciales previstas para 2024 como un posible punto de inflexión. Con más en juego que nunca, la oposición venezolana tiene la oportunidad de ganar confianza y legitimidad y unirse en torno a un candidato de adhesión. Este sentimiento optimista sobre las elecciones de 2024 se ha arraigado en Venezuela y más allá, especialmente cuando la oposición anunció recientemente su compromiso de realizar primarias partidarias en 2023.

“El candidato presidencial de las fuerzas democráticas será elegido mediante un proceso primario amplio y plural que se llevará a cabo en 2023”. El presidente de la Comisión Nacional de Primaria (CP), Jesús María Casal, afirmó la mañana de este miércoles 16 de noviembre que el recién creado organismo evalúa «seriamente» la propuesta de la Plataforma Unitaria de celebrar las elecciones primarias en junio de 2023, aunque adelantó que todavía no se puede decir una fecha en concreto.

Yo estimo que es tarde. Es mas, propongo seriamente que se hagan el 19 de abril. Día emblemático de nuestra independencia. Esgrimo mi criterio a tenor de la narrativa que podría darse a propósito de la fecha. Un gran Cabildo Abierto de total y absoluta participación ciudadana.

Sigo insistiendo que además de elegir al abanderado presidencial de las fuerzas democráticas, es la definitiva consolidación y renovación del liderazgo conductor del cambio hacia la Venezuela Posible. 

La oposición celebró primarias por última vez en 2012 cuando el candidato Henrique Capriles logró la victoria para competir con Chávez en las elecciones presidenciales.


Tras la muerte de Chávez en el 2013, Capriles se presentó nuevamente como candidato de la oposición al año siguiente contra Maduro. Allí se postulo por consenso.

La parte más desafiante de cualquier elección tiene lugar mucho antes de que abran las urnas. En este sentido, Venezuela no es una excepción, y el ambiente político tenso actual solo se suma al trabajo pesado que se necesita de la oposición, la sociedad civil y la comunidad internacional en el camino hacia 2024. La pregunta más apremiante en este sentido tiene que ver con los repetidos llamados a elecciones primarias para seleccionar un candidato de la oposición para enfrentar a Maduro en 2024. Es de imperiosa necesidad darle el mayor brillo de oportunidad a la forma de hacer y decir las cosas. Las primarias deben convertirse en el aliciente del pueblo venezolano para lograr la libertad, y la Comisión Nacional de Primaria (CP) debe ser el garante de esa aspiración.

Establecer la infraestructura institucional y física necesaria para llevar a cabo las primarias de la oposición es una cuestión de urgencia. 

Involucrar al CNE en las primarias sería un error gravísimo. Administrar primarias sin el CNE será otra prueba de nuestra competencia para gobernar. El CNE es una institución notoriamente capturada y poblada por leales al régimen de Maduro que, en pasado recientemente, presidieron el ciclo electoral regional de 2021 plagado de irregularidades, errores de conteo y fraude total. Dadas estas fallas estructurales, es comprensible que pidamos excluir al CNE del proceso primario. A pesar de tener dos miembros aprobados por la oposición en el CNE de cinco miembros, sigue existiendo una importante falta de confianza en la institución.

Se debe promover y lograr que participen todos los venezolanos, a lo interno, y los de la diáspora. La participación de la diáspora es un gran desafío a resolver. De hecho, los refugiados venezolanos están completamente excluidos. Si bien se estima que mas de 3 millones de venezolanos de los entre 7 millones de la diáspora son aptos para votar. 

Al pasar por encima del CNE, la oposición debe estar preparada para llenar y establecer su propia estructura capaz de realizar el trabajo básico de preparación, seguimiento y evaluación electoral. Existe un precedente de tal trabajo pesado organizativo por parte de la oposición. En  2017  y  2020, millones de venezolanos se movilizaron sin la participación del CNE para expresar su rechazo a los continuos esfuerzos del régimen por socavar la democracia. 

Después de las primarias, la oposición enfrentaría un contexto político que cambia rápidamente antes de una elección presidencial contra Maduro. Será esencial desarrollar una estrategia de comunicación efectiva para volver a conectar a la oposición con el público venezolano. De hecho, datos de encuestas recientes sugieren que, si bien el 82,5 % de los venezolanos encuestados desean una transición política lejos del régimen de Maduro, cuando se les pidió que identificaran al líder de la oposición, más del 40 % dijeron que no había ninguno. Por lo tanto, mientras el propio gobierno de Maduro sigue siendo tremendamente impopular, la oposición debe llenar un vacío de liderazgo para capitalizar este sentimiento en las próximas elecciones. Además, la oposición también deberá involucrar y aprovechar a la sociedad civil venezolana y reconectarse de manera significativa con el electorado para volver a ganar su confianza. 

A pesar de la victoria del régimen en las elecciones regionales de 2021, el PSUV se desempeñó peor en términos de apoyo absoluto que en elecciones anteriores. A partir de las elecciones presidenciales de 2013, el PSUV bajo Maduro ha desangrado millones de votos. En las elecciones regionales de 2021, esto se vio agravado por una pésima participación de solo el 42 %, lo que sugiere un electorado con poca confianza en la capacidad de elecciones para generar el cambio político necesario. Sin embargo, en una carrera presidencial de mayor riesgo con menos candidatos compitiendo, existe la posibilidad de que la gran mayoría de los venezolanos que se han vuelto apáticos con las elecciones como vehículos de cambio puedan volver a aglutinarse con el proceso político una vez más. Esto incluye el potencial para volver a involucrar, reconectar y motivar a millones en la diáspora venezolana también. Más allá de las elecciones en sí, el momento preelectoral, desde las campañas primarias hasta la votación general, abre importantes oportunidades para que los actores de la sociedad civil participen. El grado en que la sociedad civil pueda imponerse estará fuertemente influenciado y será mayor que el momento actual.

En el mejor de los casos, se mitigan algunos de los principales obstáculos identificados anteriormente. Por ejemplo, si las negociaciones en la Ciudad de México dan como resultado un CNE más imparcial o los cambios en el panorama institucional brindan más certeza y garantías para la oposición porque el TSJ actúa de manera más independiente, esto podría conducir a una oleada de unidad de la oposición. En el mejor de los casos, la situación de la votación fuera del país se resuelve satisfactoriamente, abriendo el voto a millones en la diáspora venezolana que ya votaron con los pies contra el régimen. 

En el peor de los casos, las elecciones presidenciales se realizarán en 2024, pero solo de manera altamente administrada. En este escenario, el panorama institucional se deteriora aún más y hay una mayor fragmentación de la oposición. El régimen de Maduro se aseguraría no solo de que la oposición pierda sino que el propio Maduro gane de manera tan dramática que la elección fortalece su reclamo de legitimidad en el escenario internacional, debilitando el caso del aislamiento diplomático y el apoyo a las sanciones contra su régimen.

Bajo un escenario aún más extremo el régimen de Maduro se siente lo suficientemente amenazado como para que las elecciones administradas en Venezuela sigan el patrón establecido por las elecciones ficticias de noviembre de 2021 realizadas por el régimen de Ortega-Murillo en Nicaragua. 

Para finalizar, estimo que un cambio de estrategia no significa que la oposición sea repentinamente ingenua sobre qué esperar de las elecciones organizadas por Maduro. Se anuncia que reanudarán las conversaciones lideradas por Noruega entre el gobierno de Maduro y la oposición, un esfuerzo apoyado por partidos internacionales clave y que Maduro abandonó en septiembre de 2021. Entendemos que la oposición lleva un conjunto conciso de solicitudes para mejorar las condiciones electorales: definir el calendario, restablecer los derechos de los políticos y partidos políticos prohibidos, actualizar CNE y su registro de votantes con nuevos votantes y en el extranjero, y permitir observación internacional cualificada. A mi juicio, también debería abordar el tema de los presos políticos, la falta de libertad de prensa y la ruina institucional del país, pero brindan una hoja de ruta que limita las tácticas dilatorias de Maduro. 

Una Ciudadanía en Acción al rescate de la República. Esa es la tarea.

Mientras tanto recuerda… ¡Juntos es mejor!

 

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