domingo, 2 de mayo de 2021

¿CONSENSUAR? ¿CON QUE SE COME ESO? @raulamiel


#MisNotasDomingueras.- No se comprende el por qué se nos dificulta llegar a ciertos acuerdos básicos si hablamos el mismo idioma. Lleguemos a un acuerdo político. El país es uno solo y lo estamos destruyendo todos con las terquedades y la preservación de intereses personales.  No es socialismo, ni capitalismo, ni liberalismo, sino, sencillamente, es acordar por humanismo. Ya es un clamor nacional.

En Venezuela, la expresión “¿Con qué se come eso?” es muy usada, fue popularizada por el político Luis Miquilena, en los comienzos del gobierno chavista, cuando se proponía convocar a una Asamblea Constituyente para hacer una nueva constitución y un periodista le dijo que “los delegados debían ser representantes de la Sociedad Civil”, y él le respondió ¿Con qué se come eso?, creando una duda sobre quiénes eran “La Sociedad Civil”, quienes serían sus “representantes”; significa ¿Qué quieres decirme con eso?, ¿Cómo se interpreta lo que dices?.

Lo que no le supo responder el periodista: es que sociedad civil, somos todos los ciudadanos, son las fuerzas vivas de sociedad, gremios, sindicatos, asociaciones e incluso partidos políticos, si a ver vamos.

Ahora sentémonos a la mesa y consensuemos.

Estar de acuerdo. Consensuar. Aceptar  un plan para el rescate de la república es de imperiosa necesidad. De absoluto menester. Las especificidades históricas, sociales y geoeconómicas han llevado a un tipo distintivo de democracia e identidad. Las identidades diferencialistas, la acomodación consociacional multinivel y la intermediación corporativista son características típicas de las «políticas consensuales» y el proceso de integración se suma a esta complejidad. Estas formas de política consensual son desafiadas hoy por partidos populistas grandes y persistentes que expresan fuertes sentimientos antielitistas e identidades locales. A los ciudadanos en dos platos. Es allí donde hay que hincar el diente.  

A pesar de su contingencia, el diálogo es siempre una posibilidad viable para los seres humanos. Y el diálogo está profundamente entrelazado con la comprensión. Dada esta convivencia constitutiva de pluralidad y unidad, de proximidad y distancia, de identidad y diferencia, el entendimiento representa una alternativa viable al consenso y al acuerdo. Implica reconocer una dimensión social y política permeada por la convivencia ambigua de potencialidades liberadoras y democratizadoras y de violencia. Esto puede ser un poco exagerado, pero resulta intrigante analizar los resultados de procesos electorales recientes. Que no han contribuido en nada a la paz social de nuestra república. Al contrario han exasperado más las expectativas.

Aun hay tiempo para la rectificación. Un CNE nuevo, pero verdaderamente representativo del crisol de voluntades que lo elijen, es el paso primigenio y luego unas elecciones transparentes; verificables y con observación internacional. Vamos a contarnos todos en las regionales. De allí se sacara el mapa de ubicación de por donde se inclina la voluntad popular.

Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!

 

 

Alfa y Omega de visita. No solo de Guacamayas vive mi ventana. Jajajaja… 

Saludos Libertarios. 


 

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